Esta primavera se han retirado y limpiado 640 kilos de residuos abandonados en los ríos de Errenteria

Fruto del trabajo conjunto entre el Ayuntamiento de Errenteria y la Asociación de Desarrollo Rural Behemendi, entre finales de abril y primeros de mayo una brigada ha realizado una campaña de seis días para la limpieza de los cauces del río Oiartzun y de las regatas Tolarieta, Masti, Lintzirin y Epentza. Gracias a esta actuación, se han retirado del medio natural 640 kilos de residuos abandonados de todo tipo, entre los que destacan los plásticos. De esta manera se le da continuidad a la iniciativa pública creada por primera vez en el año 2016.

Este año, como novedad, además del cauce de estos ríos y arroyos, se han limpiado profundamente las riberas cercanas. Y es que numerosos residuos vertidos en terrenos colindantes acaban en el cauce de los ríos debido al viento y a las variaciones del nivel del agua.

En el caso del río Oiartzun se ha limpiado el tramo que discurre entre la linde de Oiartzun y la plaza de Santa Clara, incluyendo el tramo de la regata Lintzirin, desde el barrio de Lartzabal hasta la linde de Oiartzun, y el canal de Fanderia.
Asimismo, se han limpiado también las regatas Tolarieta, Masti y Epentza, en la zona rural. Los tramos liberados de residuos han sido: desde el caserío Tolarieta hasta el polígono industrial de Masti-Loidi; desde el caserío Loidi y hasta el barrio de Pontika; y desde Perurena hasta Txikierdi.

Mediante estas campañas públicas de limpieza de ríos se pretende, además, sensibilizar a la ciudadanía de la importancia que tiene una correcta gestión de los residuos, y de la responsabilidad colectiva e individual del comportamiento del ser humano con los ríos. Si no reducimos los residuos en origen y realizamos una adecuada separación y reciclaje, éstos pueden terminar en los cauces de nuestros ríos, dañándolos y contaminándolos, para finalizar en el mar Cantábrico.

Estos residuos producen afecciones en los cauces y fondos, ya que, a medida que se van descomponiendo, liberan compuestos químicos perjudiciales para el ecosistema y la flora y fauna salvajes, y generan focos de contaminación. En el caso del plástico, puede enrollarse o ser ingerido por aves y peces, llegando a peligrar su vida.